miércoles, 17 de octubre de 2012

LA ÉPOCA VILLALBA

TEMPORADA 1985
¿QUIÉN,YO? DE DALMIRO SÁENZ
                         En la imagen: Ramón Vidal, HéctorPalmer, beatriz Coria y Estela Cinquini (Jurados)
                                              Reinaldo Gader (Defensor)   Carlos Buganem (Felipe Azul de Metileno)

La puesta en escena de esta comedia, fue de las que tuvieron mayor resonancia entre las que llevamos a cabo en la época de Villalba y el grupo que tuvo su sede en el teatro San José.Jorge me asigna  el personaje central: Felipe Azul de Metileno. Posteriormente se harían dos nuevas puestas con menos actores, pero en la de 1985 el elenco se constituyó con once actores para desempeñar los trece personajes que el autor concibió para esta historia de humor por el absurdo.
A las situaciones desopilantes donde Sáenz juega con el doble sentido de la palabras y transgrede las pautas tradicionales del diseño en el texto dramático, las secuencias, lo inesperado; Jorge en su puesta responde con creatividad y recursos que nos permitieron como grupo, armar y ofrecer desde el escenario un espectáculo que fue muy bien recibido por el público que lo difundió por el comentario, funcionando entonces muy bien el denominado boca a boca, con lo cual nadie a quien le gustara el teatro y aun muchos vecinos no habituales , concurrieran a ver esta pieza.
Se logró un ritmo muy ágil por la rapidez de las acciones y los diálogos. Mi personaje interactuaba con todos los demás y hablaba mucho y muy rápido con sus interlocutores, consigo mismo y con el público en los pasajes narrativos.
La historia plantea un juicio al protagonista por un presunto robo de unos centavos mas en el transcurso el mismo acusado relatará  el asesinato de una hermana que nunca existió y, el absurdo lleva a que el fiscal confundido y desaforado estrangula en escena al acusado ante el propio juez, el defensor y los testigos.-
El elenco:  Maky Belloq (Fiscal), Reinaldo Gader (Defensor), Crlos Buganem (Felipe Azul de Metileno), Félix Geraige (Juez-GerenteEstanciero) (1), Héctor Palmer (Jurado-contramaestre-hombre), estela Cinquini (Jurado-Madre-Señora), Ramón Vidal (Jurado, Guardián de zoológico, Plomero), Conny Schroeder (Secretaria-Lulú),Beatriz Coria (jurado-elefante)
En los aspectos técnicos, haciendo posible el espectáculo, estuvieron: Ana Fularska, Mónica Cechetto, Rafael demateo, Dina Garabello y Carlos Alterini.
Dirección General: Jorge Villalba.-


En el programa que se entregaba al público figura el siguiente comentario, bajo el título:”Del autor y la obra”: Juan Goyanarte prologaba la edición del libro “¿Quién, yo?”impreso en abril de 1965 de la siguiente manera:”Cuando Dalmiro Sáenz publicó los dos libros de cuentos “Setenta veces siete” y “no”, ambos suscitaron enconadas polémicas que continúan hoy en día sin perder su acidez. Había en esos libros esquirlas de origen patagónico, fuerzas telúricas, absorbidas por el autor en sus años de lucha con la tierra áspera, con los vientos aciclonados, o en los viajes de millones de kilómetros en su jeep por caminos de tierra, acompañado de una esposa valeros y un enjambre de niños.
Su primera obra de teatro “Qwertyuiop” ese título impronunciable sacado de la máquina de escribir, le produjo entusiastas apologistas y feroces detractores.
Con la aparición de “Quién, Yo?”, no sabemos si habrá un director que logre darnos en el reducido espacio de un escenario esa sucesión de ambientes y panoramas: un juzgado, la cubierta de un barco, el mar, un colegio, una calle de París, la jaula de un elefante, en almacén, una estancia, un trozo de muelle, un boudoir rococó, una oficina de redacción.
Será difícil también  hallar un actor que encarne al protagonista, un personaje bufonesco que nos indigna o nos mueve a compasión, que tanto puede ser un loco como un iluminado, un retardado, un truhán, lleno de recursos, o  el náufrago desolador de una época de terrible incertidumbre.
En la obra está la presencia de Dalmiro Sáenz ese infatigable buscador de nuevos caminbos, de recursos técnicos atrevidos, de situaciones originales que nos hacen salir de lo incoloro, de lo aplastadoramente convencional.   
Afiche