Obra de los españoles Joaquín y Serafín Álvarez Quintero.
Esta es la obra que eligió nuestra profesora de literatura de quinto año 1963 para que representáramos a fin de curso.
Una comedia que transcurre en algún pequeño pueblo de España donde se cuentan situaciones derivadas de la intención de una mujer de esa sociedad de casar bien a su hija. Con vecinas dispuestas enterarse, opinar y pasar los comentarios; donde no falta una correveidile para darle mayor interés a lo que se dice y comenta. Los intereses casamenteros y la llegada al pueblo de un joven recién graduado desatan el conflicto con otra candidata y crece hasta llegar a la órbita del cura del pueblo y hasta al mismo alcalde.
La trama resultaba interesante y se acrecentaba con el entusiasmo juvenil por el teatro que venía a ser algo distinto en un pequeño pueblo donde casi no había medios de distracción fuera del cine, los cumpleaños y las fiestas juveniles que llamábamos asaltos.
La gente de Huella una vez más fue en ayuda y colaboró con nosotros: hubo dos trabajos de maquillaje y caracterización particularmente importantes: uno era dar apariencia de abuela a una jovencita del curso: pintarle canas, con un platinado que venía en aerosol, simular arrugas en su rostro, y diseñarle un vestuario apropiado. Para el maquillaje de esta simulada abuelita, recuerdo que colaboró José Carlos Bondi, un docente que fuera baluarte del Conjunto Huella y de quien anotaré por separado algún merecido párrafo en este blog.
Otro maquillaje complicado fue el del cura; se trataba de envejecerlo y hasta se le simuló una calvicie para lo cual, otro baluarte de Huella , que fue Hugo Burgos, le fabricó una cobertura del cabello, con una vejiga de vacuno que, mediante un proceso que no se nos dio a conocer, se adaptó muy bien y dándole finalmente el color apropiado con el maquillaje simulaba una perfecta calvicie. En una de las fotografías que conservo, se aprecia este detalle.-
No recuerdo nada acerca de los ensayos, o dónde los hacíamos, supongo que en el colegio y los últimos días en el escenario del cine, en la sala Amankay.-
Para el grupo era muy grato este juego del teatro en serio (*), donde la profesora, sin perder un ápice de su autoridad ante el grupo, daba otro matiz a su rol en lo que sin duda como trabajo práctico era una experiencia inmejorable.
Cuando paso a recordar a quienes integramos el elenco, noto que no todos son del grupo de nuestra promoción, de hecho al menos tres son de la promoción siguiente de la nuestra y uno, Gogo, de la promoción anterior y que como lo hiciera en “Cascabel…” viene nuevamente en nuestro auxilio. Aquí haría un genial padre cura. Es que él ya había egresado y muy afecto al teatro se había integrado al Conjunto Huella. Todo el elenco estuvo formado por: Ana Fularska, Marta Lagos, Mara Juárez Fuigueroa, Bocha Oronoz y Nora Valentino en los personajes femeninos . Y los varones por: Gogo Demateo, Fito Teberna, Julio Nahuelquín y Carlos Buganem.
(*)Digo en serio porque ya no eran las comedias de la escuela con familiares y docentes dispuestos a encontrar todo bien y festejarlo. No, aquí se difundía con afiches; no había emisoras de radio locales ni diario. La convocatoria era para todo el que quisiera asistir además de familiares y amigos, se cobraba entrada. Las funciones eran en el Cine Amankay el que para que se pudieran hacer dos funciones de la obra, suspendía una función de cine…no era chiste. Se colocaban en el escenario guirnaldas con focos y a veces o para algunas escenas un par de reflectores desde la sala o desde el fondo del cine, allí donde se le decía gallinero o paraíso. Se armaba tona una parafernalia para colgar un telón de boca con un sistema de sogas y roldanas para abrir y cerrar, dos bambalinas en el frente enmarcando lateralmente la boca del escenario y arriba en el frente se colgaba una franja de tela que se denominaba rompiente. Todo eso implicaba trabajo , varias horas, se comenzaba la noche anterior apenas terminada la función de cine. Y quiénes armaban eso y tenían los elementos que habían fabricado para tal finalidad, eran los colaboradores del Conjunto Huella, entre ellos Mundo Demateo. El público iba en esas noches como quien pudiera ir a ver una película de Olga Zubarry o de Francisco Petrone, por nombrar sólo a dos celebridades del cine nacional de esa época. Por todo eso es el calificativo de teatro en serio.
¡Qué nombre!
Las puestas nunca están exentas de inconvenientes. Uno que se dio a poco de leerse la obra y comenzar los ensayos fue uno de los personajes; una señora a quien los autores habían concebido como Concha Puerto . Claro que, como sabemos, nombre tan común en el país de los autores, tiene otro significado en el nuestro. El hecho no había llamado la atención de la profesora, poco antes llegada a San Martín como esposa de un médico y que acaso por provenir de la gran ciudad no tenía esos preconceptos propios de pueblos de provincia. Pero por lo visto, las chicas y en especial quien tendría que representar al personaje, se vieron venir las derivaciones jocosas que tendría y seguramente las elucubraciones habrán ido desde que gritaran alguna inconveniencia en plena función hasta que el mote le quedara pegado a la jovencita que protagonizara el personaje. Así fue que, conversado el tema por las chicas, llevaron la inquietud a una de las madres la cual habló con la profesora y así fue como, desde el ensayo siguiente, el personaje se llamó: Conce Puerto, como una abreviatura de Concepción. Es obvio, por lo impráctico y la demora que hubiera implicado, que no se consultó a los autores. al fin de cuentas no se modificaba el texto ni el argumento.-
Pollera a la española casi un desastre escenográfico
La joven que encarnaba el personaje, Mara, cumplía un rol de mujer conversadora, casamentera y muy dispuesta a intervenir en cuanto asunto surgiera en la vecindad. Recuerdo que en una de las funciones, como caminaba mucho y hablaba en forma rápida y entusiasta; enganchó con la pollera que lucía, con volados superpuestos, típica de las danzas españolas, el ventanal de utilería que en el telón de fondo había sido fijado con alfileres. Por suerte la escenografía aguantó sin venirse abajo, y el incidente quedó como uno más de los temas que serían motivos de diversión y charlas, a posteriori de la función.
Las imágenes:
Arriba: máscaras de la tragediay la comedia : se agradece al blog:
http://www.casildavisual.blogspot.com/
Las fotos estás escaneadas de"El Libro de los Cien Años" de S.M.de los Andes donde, al pie de la página se puede leer:
Para "Fito" Teberna, desaparecido en tiempos de la última dictadura, nuestro humilde homenaje en el recuerdo de estas imágenes, que reflejan su paso por el ISSMA.